lunes, 30 de septiembre de 2024

Sigue la frase...

Lisa Lach-Nielsen
 

Sigue cualquiera de las siguientes frases, y crea un texto en el formato que desees. Puedes optar por cada una de ellas, e incluso utilizar la misma para distintos textos y géneros.


Aquel día dejó de importarme todo; tenía que huir…

Nunca imaginé el precio que pagaría por volar tan alto…

Aquellos pájaros parecían indicarme el camino…

El fuego casi me alcanza; una y otra vez, cada noche, hasta que despierto de la pesadilla…

Nuestra primera cita fue volar en globo; también fue la última al descubrir…

Cuando te vi entrar en el baile, persiguiendo a aquel pequeño y asustadizo gatito, supe…

Aquel día dejó de importarme todo; tenía que ponerme en marcha…; escapar de aquello que me oprimía y que no me dejaba ser lo que era en realidad. Todo comenzaba a tener sentido. Ese ya no era mi sitio.
No dudé ni un segundo. Me fui con lo puesto. Allí a donde me dirigía no iba a necesitar más que esta conciencia mía que al fin se había liberado de la carne; y en cuanto vi la luz, me dirigí a ella atraída por su inconmensurable paz.
Apenas había podido abrazarla, cuando comencé a sentir que algo me arrastraba en dirección contraria.
Definitivamente no era mi hora.
Aquel día no sólo volví a nacer, sino que entendí que en verdad uno muere…, cuando se aleja de sí mismo.
 
©Ginebra Blonde

Aquellos pájaros parecían indicarme el camino…  aquel lugar parecía mágico, era un parque precioso lleno de niños que jugueteaban en los columpios. Allí me detuve. Por un instante, como por arte de magia, me olvidé quién era. Abrí bien los ojos respirando profundamente la belleza del entorno, tragándome la paz que me envolvía. Estaba feliz. De repente una paloma se posó en mi hombro, después se puso encima de la rueda. Quise capturar ese instante con mi cámara pero no me dio tiempo. ¡Voló! Al poco tiempo yo también me fui volando a mi manera. En mi silla de ruedas...

©María


Aquel día dejó de importarme todo; tenía que huir… El tiempo corría a mi favor, cogí las llaves ocultas tras el cuadro de luz y salí lo más rápido, tenía que salir de esa institución, yo no estaba loco, todo fue una artimaña de mi familia.
Ahora llegó la hora de mi propia venganza, ya no tenía sentimientos hacia ninguno de ellos, me costó, pero conseguí quitarme esa culpa, pagarían por todos estos años.
Cada noche de insomnio, cada golpe recibido, cada lágrima derramada lo pagarían, aunque fuese mi último acto, hay cosas que jamás se pueden perdonar.
Ellos fueron crueles, nunca entendieron que mi fortuna la disfrutara, mi otra familia, la que realmente me quiso tal como era.
Mi condición sexual les avergonzaba, por eso quisieron destruirme, ahora sería yo quien lo hiciera, pero no como ellos hicieron conmigo, sino de cara, de frente. Ahora estaba preparado.

©Campirela

Cuando te vi entrar en el baile, persiguiendo a aquel pequeño y asustadizo gatito, supe que el destino tenía un sentido del humor extraño. En medio de los trajes elegantes y los movimientos ensayados, tú eras una ráfaga de luz, desbordando una energía que rompía con la perfección artificial de la sala. Mientras los demás te miraban con sorpresa, yo no podía apartar los ojos de tu risa contagiosa, la manera en que ignorabas las miradas inquisitivas y seguías detrás del felino como si fuera lo único importante. Esa libertad, esa despreocupación, era lo que me faltaba. En ese momento, entendí que eras el desorden que mi vida cuidadosamente organizada que necesitaba. Y sin pensarlo, empecé a seguirte también.
 

*
 
Nuestra primera cita fue volar en globo; también fue la última al descubrir que tenías miedo a las alturas. Al principio, todo parecía perfecto: el suave balanceo del globo mientras ascendíamos, el horizonte pintado de colores cálidos, y tú, nervioso pero sonriente. Sin embargo, a medida que subíamos, tu sonrisa se desdibujaba y tus manos empezaron a temblar. Traté de calmarte con bromas y señalarte lo hermoso del paisaje, pero tus ojos ya no se fijaban en la vista, solo en el suelo que se alejaba cada vez más. Cuando el globo alcanzó su altura máxima, te aferraste al borde, pálido, murmurando que necesitabas bajar. La magia del momento se había desvanecido, y todo lo que quedaba era tu terror palpable. Al aterrizar, me miraste con una mezcla de disculpa y vergüenza, y ambos supimos, sin necesidad de palabras, que ese sería nuestro último vuelo juntos.
 
©Nuria de Espinosa


10 comentarios:


  1. Aquellos pájaros parecían indicarme el camino…  aquel lugar parecía mágico, era un parque precioso lleno de niños que jugueteaban en los columpios. Allí me detuve. Por un instante, como por arte de magia, me olvidé quién era. Abrí bien los ojos respirando profundamente la belleza del entorno, tragándome la paz que me envolvía. Estaba feliz. De repente una paloma se posó en mi hombro, después se puso encima de la rueda. Quise capturar ese instante con mi cámara pero no me dió tiempo. ¡Voló! Al poco tiempo yo también me fui volando como a mi manera. En mi silla de ruedas...


    Me alegra leerte, mi querida Ginebra, espero que hayas pasado unas felices vacaciones.

    Un beso enorme.

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    1. Hola, mi querida María.
      Me han llegado tus comentarios. Los tengo moderados porque últimamente pululan por ahí algunos que no proceden. A ver si se cansan pronto...

      Muchas gracias por unirte al reto.
      Es precioso. Tierno y conmovedor. No hacen falta alas para volar... Todo reside dentro de uno.

      También espero que hayas pasado una bonitas vacaciones, preciosa.

      Bsoss y cariños enormes, y ¡muy feliz mes! 💙

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    2. Qué emotivo y profundo relato Mari, un abrazo

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  2. Aquel día dejó de importarme todo; tenía que huir… El tiempo corría a mi favor, cogí las llaves ocultas tras el cuadro de luz y salí lo más rápido, tenía que salir de esa institución, yo no estaba loco, todo fue una artimaña de mi familia.
    Ahora llego la hora de mi propia venganza, ya no tenía sentimientos hacia ninguno de ellos, me costó, pero conseguí quitarme esa culpa pagarían por todos estos años.
    Cada noche de insomnio, cada golpe recibido, cada lágrima derramada lo pagarían, aunque fuese mi último acto, hay cosas que jamás se pueden perdonar.
    Ellos fueron crueles, nunca entendieron que mi fortuna la disfrutaran, mi otra familia, la que realmente me quiso tal como era.
    Mi condición sexual les avergonzaba, por eso quisieron destruirme, ahora sería yo quien lo hiciera, pero no como ellos hicieron conmigo, sino de cara de frente, Ahora estaba preparado.

    PD. Un besito, gracias, por otro libro abierto, espero hacer todas las frases a ver si me da la cabeza y tiempo. Un besazo Ginebra.

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    1. Muy bueno. Cuánto se puede decir en un micro...
      Crudo, pero esperanzador.

      Gracias siempre a ti, preciosa Campi.

      ¡Bsoss enormes! 💙

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    2. Un relato Campirela duro y profundo sobre una realidad que no debería ser. Un abrazo

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  3. Cuando te vi entrar en el baile, persiguiendo a aquel pequeño y asustadizo gatito, supe que el destino tenía un sentido del humor extraño. En medio de los trajes elegantes y los movimientos ensayados, tú eras una ráfaga de luz, desbordando una energía que rompía con la perfección artificial de la sala. Mientras los demás te miraban con sorpresa, yo no podía apartar los ojos de tu risa contagiosa, la manera en que ignorabas las miradas inquisitivas y seguías detrás del felino como si fuera lo único importante. Esa libertad, esa despreocupación, era lo que me faltaba. En ese momento, entendí que eras el desorden que mi vida cuidadosamente organizada necesitaba. Y sin pensarlo, empecé a seguirte también.

    P. D Gracias Ginebra por otro mes con tan interesantes propuestas . Un abrazo gigante desde el corazón.

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  4. Nuestra primera cita fue volar en globo; también fue la última al descubrir que tenías miedo a las alturas. Al principio, todo parecía perfecto: el suave balanceo del globo mientras ascendíamos, el horizonte pintado de colores cálidos, y tú, nervioso pero sonriente. Sin embargo, a medida que subíamos, tu sonrisa se desdibujaba y tus manos empezaron a temblar. Traté de calmarte con bromas y señalarte lo hermoso del paisaje, pero tus ojos ya no se fijaban en la vista, solo en el suelo que se alejaba cada vez más. Cuando el globo alcanzó su altura máxima, te aferraste al borde, pálido, murmurando que necesitabas bajar. La magia del momento se había desvanecido, y todo lo que quedaba era tu terror palpable. Al aterrizar, me miraste con una mezcla de disculpa y vergüenza, y ambos supimos, sin necesidad de palabras, que ese sería nuestro último vuelo juntos.

    Te dejo otro porque las frases son muy motivadoras. Gracias y un abrazo Ginebra

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    1. Qué maravilla, mi querida amiga 🥰
      Ambos muy buenos; y el primero, me ha cautivado... 😍

      Muchísimas gracias, preciosa.
      Es un verdadero placer contar con vuestras magníficas plumas, y, sobre todo y como siempre os digo, con las grandes personas que hay detrás 🙏😊

      ¡Abrazo enorme! 💙

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    2. Gracias a ti querida Ginebra que eres bella por dentro y por fuera amiga mía. Es un placer ser una más de plumas tan excelsas. Un abrazo gigante.

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