Rompe(palabras)cabezas

Las palabras, más allá del propio significado y su fin comunicador, son un puente a la imaginación. Con ellas podemos crear, representar y, en este caso, jugar para formar un relato corto o un poema. Para ello, os dejo seis grupos de cuatro palabras (podéis elegir cuantos queráis) que utilizaréis para la creación de dicho texto.  

Tijeras/ Conejo/ Alas/ Cuadro
Misterio/ Púrpura/ Vacío/ Soltar
Sonrisa/ Sueño/ Cofre/ Libro
Mar/ Perdida/ Llanto/ Secreto
Vestido/ Carta/ Café/ Canción
Reloj/ Beso/ Parca/ Infierno

Así pues, y sin más dilación, vamos a por esos rompe(palabras)cabezas. 

No fue difícil adivinar que la caja fuerte estaba detrás del cuadro de Alicia. Algo más complicado fue abrirla con esas tijeras de manualidades que tenía en su escritorio; y ahí estaban… Esas alas mágicas me permitirían al fin ser libre. Se acabaría ser ese conejo blanco al que ella siempre perseguía. 

Ahora, me toca a mí volar. 

Anhelada sonrisa

en un cofre dormida

como sueño sumido

en las páginas de un libro.

 

Me endulza tu beso

en este infierno y su Parca;

maldito reloj

y el olvido que arrasa.

©Ginebra Blonde

Me miré al espejo y me vi un pelo horroroso, cogí las Tijeras y corté de raíz.

De repente sentí que mi cuerpo volaba, pareciera que tuviera Alas.

 

Tanto fue así, que llegué al bosque donde cantidad de animales corrían a mi alrededor, un Conejo vi salir de su guarida, me miró con sus ojos brillantes que llamó mi atención.

Cómo podía ser lo que estaba sucediendo, cerré y volví a abrir los ojos, lo que vi fue un Cuadro que representaba mis pensamientos.

 

©Campirela

Continuación...

Me acerqué al CUADRO y contemplé con asombro la imagen detallada de mis pensamientos plasmada en colores vibrantes y formas abstractas. Cada pincelada parecía capturar mis emociones más profundas. Mientras seguía examinando el cuadro, una voz melodiosa surgió de entre los árboles. Era el CONEJO, que con su voz dulce y amigable me invitaba a adentrarme más en el bosque. No dudé y dejé que mis pies me guiaran hacia el misterioso encanto.
El viento susurraba secretos al oído y las hojas de los árboles bailaban al compás de una melodía invisible. Supuse que estaba conectando con algo más profundo, que había descubierto un reino mágico en mi propio interior.
Llegué a un claro en el bosque donde fluía un río de aguas cristalinas. Cerca de la orilla, descansaba un ave Fénix majestuosa, cuyas ALAS brillaban de un intenso color dorado. Me acerqué cautivado por su presencia, y ella me miró.
El ave extendió una pata y me entregó un espejo, similar al que tenía en casa. Pero este era diferente, irradiaba una extraña luz. Me miré en él y, para mi sorpresa, ya no veía aquel pelo horroroso que impulsó mi transformación, sino una melena larga y que se mezclaba con las plumas del ave legendaria.
 
Agradecida, emprendí el camino de regreso a casa. Sabía que la metamorfosis de mi interior había sido algo mágico, onírico, que ahora tenía el poder de crear y materializar mis pensamientos y emociones, dejando mis huellas en el lienzo de la vida y si algo no me gustaba, siempre podría coger las TIJERAS y cortarlo de cuajo.
 
©Nuria de Espinosa

"Tan solo un BESO podrá romper el encantamiento". Cerró el cuento y dejándolo sobre la mesita de noche besó la frente inmaculada deseándole un feliz descanso. En el salón el RELOJ marca la media noche. Desde hace tiempo y a esa hora, su cuerpo experimenta un fuego abrasador, como si ardiera en el mismo INFIERNO. No fue un secuestro, tampoco un robo, pero ella sabe de su pecado, sabe que cuando la PARCA venga a su encuentro no habrá salvación para su alma. La felicidad siempre tiene un precio. Una y mil veces volvería a hacerlo, pensó. Mientras, al otro lado del salón una respiración confiada se dejaba envolver en un dulce sueño.
 
©Auroratris

Continuación...

A medida que la noche avanzó, una sombra oscura se formó en el rincón más alejado de la habitación. La PARCA, con sus ojos demoníacos, parecía salida del mismísimo INFIERNO dispuesta a cobrar su deuda.
La mujer había hecho un pacto, entregando su alma al diablo a cambio de la felicidad de tener a su hija entre sus brazos. Se levantó de la cama, sintiendo el calor de su cuerpo; notando su presencia. Sabía, que su tiempo llegaba a su fin. Con lágrimas en los ojos, se acercó a su hija y se despidió de ella. Acariciando su mejilla, le dio un BESO: la figura oscura esperaba en silencio. Ella, la miró y aceptó su destino.
En un segundo, el cuerpo de la mujer cayó al suelo, sin vida, pero en su alma, liberada del yugo del diablo, no tenía rencor. El RELOJ marcó las doce y un susurro helado llenó la habitación mientras la muerte, tras cobrar su deuda, desaparecía en la oscuridad.
 
©Nuria de Espinosa

La carta lo decía bien claro, el vestido tenía que ser negro, con una gran pamela roja, a juego con la flor que llevaría en la solapa de mi vestido.
El café debería estar en la mesa, y la canción, "secretos de sangre” sonando.
Las cuatro premisas para conocer a la persona que me daría las claves para conocer a mis verdaderos padres.
 
©Campirela

Continuación...

Llegué al lugar que indicaba la Carta, una pequeña cafetería en una calle escondida. Encontré una mesa reservada, con un Café humeante. Me senté justo en el instante en que la Canción "secretos de sangre" susurraba anhelos en el aire. Miré a mi alrededor, buscando a alguien que encajara con la descripción. Mis ojos se posaron en una silueta, cuyo Vestido negro y pamela roja llamaban la atención de los presentes. Su mirada y la mía se encontraron, y de sus labios brilló una sonrisa cautivadora.
«Has llegado», dijo ella, extendiéndome una carta sellada.
Con manos temblorosas, rompí el sello y comencé a leer, ansioso por descubrir mis verdaderos orígenes.
 
©Nuria de Espinosa

Continuación...

Allí estaba frente a mí un caballero que me hizo temblar, o tal vez fuera esas ansias de abrir el sobre sellado.
Nos sentamos y otra vez nuestras miradas se volvieron a encontrar, un Vacío se hizo entre mi mente y mi cuerpo que hizo Soltar mi libertad de pensamientos pecaminosos.
Leí en silencio, y me detuve en una palabra clave, Púrpura.
¿Has leído la carta?
Él, me miró fijamente y dijo No.
Un Misterio abrió la conversación, al decirme que él era solo un emisario contratado, hacía menos de un día, por una agencia de abogados.

©Campirela

Fue todo un desafío mirar al Mar y encontrar Perdida entre la profundidad la sirena que no dejaba de llorar. Su melódico Llanto embaucó a los marineros, que avergonzados guardaron su Secreto.
La ninfa siguió su curso, pero no dejó de llorar; dicen que un marino se llevó su corazón en altamar y nunca más regresó al mar.
Durante días y noches, los peces se convirtieron en su única compañía confidentes de su tristeza. Su llanto resonaba en cada ola y era llevado por el viento.
 
La sirena, cansada y decepcionada, nadó a través de corales y cuevas submarinas. Pero su cuerpo comenzó a debilitarse, su canto se volvió cada vez más débil y sus lágrimas se secaron fusionándose con el mar.
 
©Nuria de Espinosa

Había llegado a mi vida con misterio, con ese halo tan luminoso que traspasaba todo, incluso bajo la Luna púrpura que reinaba aquella noche cuando por vez primera la vi. Fue entonces que me atrapó con su belleza, su candor y al mismo tiempo esa intensidad sexual que manaba de su ser. Atreverse era un salto al vacío, pero una vez que lo hice, fue imposible soltar el deseo de más.
 
©Dulce

 

Perdida en el Mar, tumbada sobre la arena, semidesnuda, contemplando la luna, él no estaba, había huido y con él nuestro Secreto.
El llanto recorrió mis mejillas, mis manos se posaron en mi vientre.
Cómo pude ser tan ingenua, y creer en sus palabras, el amor una vez más me jugó una mala pasada, pero esta vez no estaría jamás sola.
 
©Campirela

Continuación...

El océano se convirtió en mi refugio, en mi hogar y el sonido de las olas me acompañaba en todo momento para no sentirme Perdida. Aprendí a convivir con el corazón que crecía en mi vientre; era mi Secreto. Una noche, mientras contemplaba las estrellas en el cielo, una figura se acercó a mí desde las sombras. Era un pescador que había escuchado mi Llanto. Se acercó y me abrazó con tanta delicadeza con el rostro compungido por la tristeza de mi corazón, que sentí una chispa de esperanza en mi interior. Aprendí a amar de nuevo, a confiar en otro ser humano. El pescador me entregó su amor. Ya no era solo una sirena solitaria en el Mar. ¡Había encontrado el verdadero amor!
 
©Nuria de Espinosa

Tras recibir la carta se dirigió al encuentro con Él, volver a verse despertó nuevamente todas aquellas sensaciones en ella que creía olvidadas. El cruce de miradas, la constante provocación y gestos cómplices hicieron del café algo más caliente. Una hora después, Él le quitaba el vestido con la canción preferida de ambos sonando de fondo.
 
©Dulce