Me quedé helado/a

Si hay algo característico del verano, son los helados.

Ellos van a ser protagonistas del reto de estos dos meses, julio y agosto; y para ello, crearemos un micro o relato corto (dos o los que deseéis), donde dichos helados sean el motivo o la causa de esas anécdotas que nos acompañan en esas fechas estivales, y a lo largo de la vida como innumerables recuerdos.

Algunos son simpáticos, otros, comprometedores, y muchos son incluso románticos…

 

Y sin más dilación, vamos a ello. No sin antes desearos muy felices días y muy dulces helados 🍧

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   —Cierra los ojos y abre la boca…
   —Manuel… Que ya tenemos una edad…
  —No seas mal pensada, mujer, que no va por ahí; además, setenta años no son nada.
   —Mira que muerdo, ¿eh?
   —No, no…; mejor lamer.
   —¡Manuel!
 
   Para cuando la convenció, la bola de nata del cucurucho estaba prácticamente licuada. La acercó meticulosamente a su boca pero, ésta, no llegó a saborearla porque en un desliz sin previo aviso, el helado cayó de lleno en el escote de Matilde, derritiéndose rápidamente hasta colarse por el canalillo.
  Dio un respingo acompañado de un sonoro y estridente chillido, mientras que Manuel se quedó completamente mudo y expectante.
 
   —Así que lamer, ¿eh?... Esto estaba premeditado. Te conoceré yo…
   —Ya sabes lo que me gusta la nata…; pero tú me gustas más.
   —Vaya…, y además te pones zalamero… Venga, pichoncito, aligera, no vaya a darte un corte de digestión que acabamos de cenar…
 
©GinebraBlonde

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Ayer vi el primer puesto de helados, pero él no estaba, me refiero al heladero, un chico más mayor que yo.
Me tiene enamorada, solo de pensar que engordé cinco kilos de tanto helado que me comí. Solo por ir y ver esa sonrisa mientras con mi tardanza le pedía mil sabores.
Creo que este verano no comeré tanto helado, este nuevo que hay no me cae nada bien, es huraño y algo destartalado, veré si convenzo a mi mamá y me lleva al de la plaza mayor, creo que allí es donde está este año, mi amor de verano.
 
©Campirela

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El verano tiene ese lado cálido y a la vez, descarado. Dicen que cuando un desconocido te regala flores, eso es impulso. Y, ¿cómo se llama cuando lo que te regalan en un Helado Bombón Almendrado?
 
Yo tampoco lo sé. Lo cierto es, que jamás olvidaré aquél verano. Mi madre dice que no hay que hablar con extraños, no solo me salté esa regla, además acepté su invitación.
Se presentó muy cordial, me dijo su nombre y me estampó dos besos. Eso me hizo pensar que ya no era un extraño. Después de comprar los helados, nos fuimos a pasear por la orilla de la playa. El helado se derretía a pasos agigantados. Lo de hablar y comer al mismo tiempo se estaba complicando.
Mi boca estaba llena de chocolate, mis manos de igual manera. Y él, muy caballeroso se prestó a limpiarme. Mi madre nos pilló en pleno ejercicio de limpieza. Puso el grito en el cielo. A ver, es cierto que usaba solo la lengua. No era para ponerse así. ¿O, sí?
 
©Auroratris

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Ante el primer bocado
atrapado he quedado
no sé si es de menta
O almendrado.
Todos los sabores
a mi boca han llegado
ni tan solo me han saludado
Simplemente se han instalado
jamás degusté algo tan divino
ni los reyes lo han probado
y yo estoy con ello
entre mis manos
Así no me importa
que termine el verano
sé que el otoño
Seguiré comiendo helados.
Espero que degustéis de los sabores y os calme los calores.

©Campirela

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La lengua de Eva se deslizaba lentamente rodeando la circunferencia, como si se tratara de una sierpe que acariciaba su alimento más apetecido, y a continuación pegaba sus labios mimosamente a la dulce sustancia que escurría manchando su boca. Sorbía con tanto placer que olvidaba el tiempo disfrutando de ese sabor. En el punto cúlmine de su goce, introducía todo en su boca y cerraba los ojos. Así devoraba su helado favorito bajo el caluroso Sol veraniego.
 
©Dulce

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