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sábado, 30 de abril de 2022

Lobo(S)

 

   Tras la muerte de su abuela, Arlene había heredado una pequeña casa en el norte de Irlanda en plena montaña, pero lo suficientemente acomodada para poder instalarse si así lo deseaba; además de algunos secretos que esta albergaba entre las páginas de muchos de los libros que empapelaban gran parte de las paredes y las estanterías de la estancia, y entre unos cuantos tarros, con plantas y especias, repartidos por aquel mágico y misterioso lugar.
    Lo primero que encontró en una pequeña caja metálica, y cuya llave con la que abrirla le fue entregada en el reparto de bienes, fue una nota escrita, de puño y letra de su abuela, que decía:
   “Ellos no son una leyenda; ni tampoco son sanguinarios, solo son víctimas de una ancestral maldición que, con tu ayuda, podrán deshacer. Los he visto… bajo la luna llena y merodeando al otro lado de estas paredes de madera; confiaban en mí, y ahora lo harán en ti. Aquí encontrarás todo lo necesario, pero, recuerda: nadie debe saberlo..., o serán sometidos a terribles experimentos”.

   Por supuesto se trasladó allí para vivir durante una breve (o larga) temporada; era una apasionada de la vida y sus misterios… Y en aquella casa, parecían andar solos y descontrolados...

  Cuando terminó de leer la nota escrita por su abuela, Arlene la guardó en la caja y la cerró con llave colgándosela de una cadena en el cuello junto con un corazón.
 
   Así haré abuela querida, te lo prometo, tu alma, allá donde se encuentre, puede estar tranquila porque este secreto lo llevaré a la tumba.
 
  Tras el juramento se puso mano a la obra: Esperó a que llegara la noche de la luna llena, luna de sangre, una vieja leyenda que también encontró entre los libros tan estratégicamente colocados. Era como si en cada uno de ellos encontrara el siguiente paso. Oyó ruidos en el exterior, apagó la luz y se asomó sigilosamente a la ventana. Pudo distinguir el brillo de sus ojos, no pudo contabilizar con seguridad cuántos de ellos la observaban. Hubo una comunicación más allá de las palabras, la que poseen los seres con un vínculo especial. Pese a la nota, sabía que debía ganarse la total confianza de los lobos, era el momento de empezar a seguir los pasos de la abuela. Un sonido, preciso y constante que atrajera al jefe de la manada. Esa sería la señal para iniciar el acercamiento. Salió a la puerta y extendió la mano, cerró los ojos y... esperó a sentir el aliento, el olor... la cercanía para hablar en el idioma de ellos, así, sin más, entró en trance.
 
   La noche era fría y allí estaba ella sin miedo, pero con mucho respeto hacia esos seres que sabía de sus existencia. Sus ojos permanecieron cerrados por un tiempo incontrolado pues se perdió entre ruidos extraños, olores fuertes y un calor inmenso la invadió por dentro.
Al abrirlos de nuevo la noche era un claro de luna expectante, estaba más bonita que nunca se podía ver las montañas a lo lejos, una leve brisa hizo que de repente se diera cuenta de que ya no estaba sola, allí entre una manda de lobos ella era el centro de la escena.
Su reacción fue cogerse la cadena que portaba entre su pecho, era como sentir que su abuela estaba allí con ella, los lobos aullaron con notas que parecían darle la bienvenida.

   Arlene sintió el deseo de inclinarse, tomar una pose similar a esos lobos.
  Entonces, sintió una pata de lobo en su hombro. Y ella vio a ese lobo, que la invitaba a seguirlo.
  Y así, Arlene fue guiada a una construcción en ruinas, acompañada de un séquito de lobos.

    Encontró un cofre, que se abrió con la llave que portaba.
  Ahí estaba lo que parecía una ropa ceremonial, de un ancestral rito. Una capucha, una capa, botas, etc.
   Ella dejó su ropa por esas pieles, que imitaban la esencia del lobo, que le daban un aspecto salvaje. Irresistible, bella, como una diosa licana.
   Nuevamente, los lobos aullaron, como entonando un canto.

   Entonces comprendió que había sido elegida por ellos para heredar el lugar de su abuela como líder de aquella comunidad de humanos mutados en lobos por una maldición milenaria. Su abuela también la había padecido, y aunque Arlene no había experimentado nada extraño en sus cortos años de vida, sentía dentro de ella que esa sangre corría por sus venas.
 
   Envuelta por el aullido de la manada que la rodeaba, comenzó a sentir que su cuerpo mutaba, su cabeza se deformaba para tomar a su vez la morfología del lobo, sus extremidades crecieron y sus ojos tomaron otro color. De pronto sus sentidos se agudizaron y se vio frente a los demás lobos sintiéndose parte de ellos.
 
   Levantó su cabeza y aulló a la Luna llena que iluminaba todo el lugar, cuando silenció su aullido, la manada pareció repetir su mensaje. Arlene ahora podía entenderlos y podría buscar la forma de liberarlos de esa maldición.

   En ese estado mutante estuvo toda la noche junto a sus semejantes lobos. La experiencia fue increíble, por más que hubiera pensando en acercarse a esos lobos nunca se imaginó de ese modo.
  Algo en ella cambió, de ello se daría cuenta a la mañana siguiente cuando su hermoso cuerpo de mujer volvió a su ser.
  Cada noche la manada iba a su encuentro y cada vez le era más sencillo mutarse con ellos, aquella noche se vería envuelta en un gran dilema, por primera vez observó a dos grandes lobos en plena ira, algo que la sorprendió como animal, pero había una razón lógica, el líder solo debía ser uno y allí eran dos grandes lobos los que se jugaban el trono.
   Arlene, se quedó observando la escena de esos dos rivales, mientras a su lado una loba anciana, en su lenguaje lobezno la introdujo en la historia de aquellos dos rivales, eran hermanos y cada uno de ellos tenía sus seguidores, desde tiempos ancestros la maldición caía sobre ellos.
   Yerpa, ese era el nombre de la anciana loba, le contó toda la historia en la que ella, Arlene, era la parte del puzzle que faltaba.
   Al volver a su estado de humana los recuerdos de la noche eran intactos, solo pensaban en cuál sería su papel y su cometido.
   Tú serás quien nos saques de esta maldición, solo tú sabrás qué hacer.

   —Los hombres y los lobos se necesitaban —continuó diciendo la loba— Los lobos tenían el instinto, la sabiduría primitiva y ancestral. Y los hombres tenían la creatividad, la voluntad de resistir al destino.
   Por eso, surgió el Pacto Ancestral.
 —Me recuerda una historia de ficción, unas novelas —acotó Arlene— Una familia de nobles relacionada con lobos.
 —Está en la memoria de los hombres. Por eso cuentan esas historias. Los hombres se convirtieron en lobos. Y los lobos, en hombres. Enfrentaron peligros, Sombras de la Muerte. Fantasmas, vampiros.
  —¿Y qué pasó?
 —Ambición. Hubo quienes usurparon el poder, en lugar de ganarlo. Y sufrieron la maldición de permanecer siempre como aquello en lo que se habían convertido.
  Arlene miró a loba.
  —¿Eres una loba o una mujer humana?
  —Esa es una buena pregunta.
 
  Arlene se miró a sí misma.
  —¿Y qué debo hacer?
  —Deberás descubrirlo.

  Aquella conversación con la anciana loba la dejó en pensamientos diáfanos, debería poner todo en orden para ello aquella mañana después de tomar su buena taza de café con tostadas decidió que era hora de mirar la biblioteca de la casa de su abuela.
  Entre las estanterías había toda clase de libros, de historia de vampiros, de hombres lobos, de recetas y pócimas mágicas, pero uno en particular le llamó la atención.
  Su título despertó toda su curiosidad "El amanecer del Licántropo".
  Al tenerlo entre sus manos sintió como su corazón sin motivo aparente se iba acelerando y sus manos comenzaron a sudar.
  Cuando lo dejó sobre la mesa sintió cómo su corazón volvió a su ritmo habitual.
  En ese momento no le dio importancia cosa que más tarde si la tuvo cuando comenzó a leerlo y su vista se iba transformando por momentos, veía más allá de lo que leía las imágenes no eran letras eran visiones de un pasado donde los lobos fueron masacrados por el hombre, quemados, asediados, su mente le explotaba de tanta crueldad, tuvo que parar de leer, solo así cerrando el libro logró volver al tiempo real.
  Aquella noche estaba cansada mentalmente, no salió al encuentro de sus nuevos amigos los lobos, los oía murmurar con sus sonidos, esos que ya formaban parte de su ser.
  Después de una cena liviana decidió seguir indagando más en aquel libro extraño que la hacía sentir esas sensaciones.
  A media noche sus ojos se cerraron y la llevaron a vivir una experiencia donde vio con más claridad el destino que la esperaba.

  Inmersa en las visiones oníricas, vio las pieles de lobo que la habían cubierto, colgadas en las ramas de un árbol. El viento las sacudía.
  Bajo el árbol, Arlene creyó ver la esbelta sombra de una mujer, que le susurraba, con una seductora voz:
  Usa las pieles, Arlene. Con ellas, serás deseada por hombres y lobos.

   Aquella voz, era la voz de su abuela, ahora ella era la heredera de la estirpe que había permanecido por generaciones en su familia, la de las mujeres lobas.
 
   Desde entonces sentir esas pieles, ver a los lobos reunirse en torno a ella en las noches de Luna llena, y saber que no le harían daño alguno porque era ella quien los gobernaba, le hizo sentirse aún más parte de ellos.
 
   Pero todavía debía liberarlos de la maldición que había caído sobre ellos y mantenerlos a salvo de los cazadores y científicos que experimentaban con sus cuerpos.
 
   Para ello debía sacrificarse a ella misma y renunciar a su vida de humana para siempre, solo así rompería esa maldición y liberaría a quienes eran ahora sus hermanos. Fue así que bajo la Luna llena y a orillas del lago, se miró por última vez en su aspecto humano en el reflejo del agua. No sin dejar escapar algunas lágrimas, sin embargo su decisión no tenía vuelta atrás. Clavó la daga de plata en su vientre y cayó al suelo perdiendo la consciencia.
 
   Al despertar se vio rodeada de lobos que comenzaron a aullar de manera ensordecedora, se incorporó ante ellos y se dirigió a la orilla del lago, volvió a mirarse en el agua y se vio, esta vez en sus cuatro extremidades y con el brillo amarillo de sus ojos tan brillantes como la Luna de esa noche.


**PROYECTO CERRADO**


HAN ESCRITO LA HISTORIA



**RECONOCIMIENTOS**

19 comentarios:

  1. Cuando terminó de leer la nota escrita por su abuela, Arlene la guardó en la caja y la cerró con llave colgándosela de una cadena en el cuello junto con un corazón.

    Así haré abuela querida, te lo prometo, tu alma, allá donde se encuentre, puede estar tranquila porque este secreto lo llevaré a la tumba.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Tras el juramento se puso mano a la obra: Esperó a que llegara la noche de la luna llena, luna de sangre, una vieja leyenda que también encontró entre los libros tan estratégicamente colocados. Era como si en cada uno de ellos encontrara el siguiente paso. Oyó ruidos en el exterior, apagó la luz y se asomó sigilosamente a la ventana. Pudo distinguir el brillo de sus ojos, no pudo contabilizar con seguridad cuántos de ellos la observaban. Hubo una comunicación más allás de las palabras, la que poseen los seres con un vínculo especial. Pese a la nota, sabia que debía ganarse la total confianza de los lobos, era el momento de empezar a seguir los pasos de la abuela. Un sonido, preciso y constante que atrajera al jefe de la manada. Esa sería la señal para iniciar el acercamiento. Salío a la puerta y extendió la mano, cerró los ojos y... esperó a sentir el aliento, el olor... la cercanía para hablar en el idioma de ellos, así, sin más, entró en trance.

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  4. La noche era fría y allí estaba ella sin miedo, pero con mucho respeto hacia esos seres que sabia de sus existencia. Sus ojos permanecieron cerrados por un tiempo incontrolado pues se perdió entre ruidos extraños ,olores fuertes y un calor inmenso la invadió por dentro.
    Al abrirlos de nuevo la noche era un claro de luna expectante estaba más bonita que nunca se podía ver las montañas a lo lejos, una leve brisa hizo que de repente se dieran cuenta que ya no estaba sola, allí entre una manda de lobos ella era el centro de la escena.
    Su reacción fue cogerse la cadena que portaba entre su pecho, era como sentir que su abuela estaba allí con ella, los lobos aullaron con notas que parecían darle la bienvenida.

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  5. Arlene sintió el deseo de inclinarse, tomar una pose similar a esos lobos.
    Entonces, sintió una pata de lobo en su hombro. Y ella vio a ese lobo, que la invitaba a seguirlo.
    Y así, Arlene fue guiada a una construcción en ruinas, acompañada de un séquito de lobos.

    Encontró un cofre, que se abrió con la llave que portaba.
    Ahí estaba lo que parecía una ropa ceremonial, de un ancestral rito. Una capucha, una capa, botas, etc.
    Ella dejó su ropa por esas pieles, que imitaban la esencia del lobo. que le daban un aspecto salvaje. Irresistible, bella, como una diosa licana.
    Nuevamente, los lobos aullaron, como entonando un canto.

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  6. Entonces comprendió que había sido elegida por ellos para heredar el lugar de su abuela como líder de aquella comunidad de humanos mutados en lobos por una maldición milenaria. Su abuela también la había padecido, y aunque Arlene no había experimentado nada extraño en sus cortos años de vida, sentía dentro de ella que esa sangre corría por sus venas.

    Envuelta por el aullido de la manada que la rodeaba, comenzó a sentir que su cuerpo mutaba, su cabeza se deformaba para tomar a su vez la morfología del lobo, sus extremidades crecieron y sus ojos tomaron otro color. De pronto sus sentidos se agudizaron y se vio frente a los demás lobos sintiéndose parte de ellos.

    Levanto su cabeza y aulló a la Luna llena que iluminaba todo el lugar, cuando silenció su aullido, la manada pareció repetir su mensaje. Arlene ahora podía entenderlos y podría buscar la forma de liberarlos de esa maldición.

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  7. En ese estado mutante estuvo toda la noche junto a sus semejantes lobos. La experiencia fue increíble, por más que hubiera pensando en acercarse a esos lobos nunca se imagino de ese modo.
    Algo en ella cambio,de ello se daría cuenta a la mañana siguiente cuando su hermoso cuerpo de mujer volvió a su ser.
    Cada noche la manada iba a su encuentro y cada vez le era más sencillo mutarse con ellos, aquella noche se vería envuelto en un gran dilema, por primera vez observo a dos grandes lobos en plena irá algo que la sorprendió como animal, pero había una razón lógica, el líder solo debía ser uno y allí eran dos grandes lobos los que se jugaban el trono.
    Arlene, se quedo observando la escena de esos dos rivales, mientras a su lado una loba anciana, en su lenguaje lobezno la introdujo en la historia de aquellos dos rivales, eran hermanos y cada uno de ellos tenia sus seguidores, desde tiempos ancestros la maldición caía sobre ellos.
    Yerpa, ese era el nombre de la anciana loba, le contó toda la historia en la que ella, Arlene era la parte del puzzle que faltaba.
    Al volver a su estado de humana los recuerdos de la noche eran intactos solo pensaban en cual seria su papel y su cometido.
    Tú serás quien nos saques de esta maldición solo tú sabrás que hacer,

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  8. -Los hombres y los lobos se necesitaban -continuó diciendo la loba- Los lobos tenían el instinto, la sabiduría primitiva y ancestral. Y los hombres tenían la creatividad, la voluntad de resistir al destino.
    Por eso, surgió el Pacto Ancestral.
    -Me recuerda una historia de ficción, unas novelas -acotó Arlene- Una familia de nobles relacionada con lobos.
    -Está en la memoria de los hombres. Por eso cuentan esas historias. Los hombres se convirtieron en lobos. Y los lobos, en hombres. Enfrentaron peligros, Sombras de la Muerte. Fantasmas, vampiros.
    -¿Y que pasó?
    -Ambición. Hubo quienes usurparon el poder, en lugar de ganarlo. Y sufrieron la maldición de permanecer siempre como aquello en que se habían convertido.
    Arlene miró a loba.
    -¿Eres una loba o una mujer humana?
    -Esa es una buena pregunta.

    Arlene se miró a si misma.
    -¿Y que debo hacer?
    -Deberás descubrirlo.

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  9. Aquella conversación con la anciana loba la dejo en pensamientos diáfanos, debería poner todo en orden para ello aquella mañana después de tomar su buena taza de café con tostadas decidió que era hora de mirar la biblioteca de la casa de su abuela.
    Entre las estanterías había toda clase de libros, de historia de vampiros, de hombres lobos, de recetas y pócimas mágicas, pero uno en particular le llamo la atención.
    Su titulo despertó toda su curiosidad" El amanecer del Licántropo"
    Al tenerlo entre sus manos sintió como sus corazón sin motivo aparente se iba acelerando y sus manos comenzaron a sudar.
    Cuando lo dejo sobre la mesa de sintió como su corazón volvió a su ritmo habitual.
    En ese momento no le dio importancia cosa que más tarde si la tuvo cuando comenzó a leerlo y su vista se iba transformando por momentos, veía más allá de lo que leía las imagines no eran letras eran visiones de un pasado donde los lobos fueron masacrados por el hombre, quemados , asediados su mente la explotaba de tanta crueldad tuvo que parar de leer solo así cerrando el libro logro volver al tiempo real.
    Aquella noche estaba cansada mentalmente no salio al encuentro de sus nuevos amigos los lobos , los oía murmurar con sus sonidos ese que ya formaba parte de su ser.
    Después de una cena liviana decidió seguir indagando más en aquel libro extraño que la hacia sentir esas sensaciones,
    A media noche sus ojos se cerraron y la llevaron a vivir una experiencia donde vio con más claridad el destino que la esperaba,

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  10. Inmersa en las visiones oníricas, vio las pieles de lobo que la habían cubierto, colgadas en las ramas de un árbol . El viento las sacudía. Arlene creyó ver que la esbelta sombra de una mujer, que le susurraba.
    -Usa la piles, Arlene. Y serás deseada por hombres y lobos.

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  11. Corrección:

    Inmersa en las visiones oníricas, vio las pieles de lobo que la habían cubierto, colgadas en las ramas de un árbol . El viento las sacudía.
    Bajo el árbol, Arlene creyó ver la esbelta sombra de una mujer, que le susurraba, con una seductora voz:
    -Usa la pieles, Arlene. Con ellas, serás deseada por hombres y lobos.

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  12. Aquella voz, era la voz de su abuela, ahora ella era la heredera de la estirpe que había permanecido por generaciones en su familia, la de las mujeres lobas.

    Desde entonces sentir esas pieles, ver a los lobos reunirse en torno a ella en las noches de Luna llena, y saber que no le harían daño alguno porque era ella quien los gobernaba, le hizo sentirse aún más parte de ellos.

    Pero todavía debía liberarlos de la maldición que había caído sobre ellos y mantenerlos a salvo de los cazadores y científicos que experimentaban con sus cuerpos.

    Para ello debía sacrificarse a ella misma y renunciar a su vida de humana para siempre, solo así rompería esa maldición y liberaría a quienes eran ahora sus hermanos. Fue así que bajo la Luna llena y a orillas del lago, se miró por última vez en su aspecto humano en el reflejo del agua. No sin dejar escapar alguna lágrimas, sin embargo su decisión no tenía vuelta atrás. Clavó la daga de plata en su vientre y calló al suelo perdiendo la consciencia.

    Al despertar se vio rodeada de lobos que comenzaron a aullar de manera ensordecedora, se incorporó ante ellos y se dirigió a la orilla del lago, volvió a mirarse en el agua y se vio, esta vez en sus cuatro extremidades y con el brillo amarillo de sus ojos tan brillantes como la Luna de esa noche.

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    Respuestas
    1. ¡Qué bonito cierre! 👏🤓🥰

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    2. Hay algunos pequeños errores por allí, algunas y cayó. Es lo que tiene escribir de un tirón cuando la inspiración nos lleva. Lo importante es que te ha gustado.

      Dulces besos cariñosos para ti.

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    3. Que final tan dramático, que exigió tanto sacrificio de la protagonista. Y a la vez efectivo, al que contribuí.

      Ginebra, se te va a extrañar. Y mucho. Todo lo mejor para vos,
      Besos.

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  13. Millones de gracias, chicos. ¡Es un placer contar con vuestras maravillosas plumas! ✍️🙏🥰💙

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  14. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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